«Revuelta convierte cada objeto o residuo orgánico en portador de una subjetividad. Toda vez que, por medio del clic del disparador, tales “cosas” han sido “cerradas” y materializan el instante mismo de la muerte, la cantidad deja de ser una masa informe para aparecerse como la suma de unidades específicas, de dramas concretos. El número, en las imágenes de Revuelta, ya no visualiza una ausencia –la del rostro visible, la de la ética; por el contrario, convierte la “cantidad” en un espacio de revelación, desagrega la montaña de objetos en unidades de muerte. Los encuadres abarrotados expresan una necesidad de inclusión, una pulsión por rescatar el detalle, por dignificar cada uno de los números que integran las cifras totales. Con el propósito de reforzar esta medida de unidades de dolor por la que la ética retorna al plano de lo visible, Juan Pedro Revuelta opta por un recurso como el de la sinécdoque para generar un efecto de “la parte por el todo”. Uno o varios de los elementos hacinados emergen del plano monocromo que preside la imagen, y son subrayados por su mayor luminosidad. Cada uno de ellos representa la esperanza de la diferencia, el rasguño visual que rompe la uniformidad de lo invisible. Pese a lo que pudiera transmitir una primera impresión, estos objetos no se destacan para permanecer solos, separados del resto. Su diferencia arrastra a todos los demás, los integra en su cualidad de epítome de todas las “unidades de dolor”. Son una ínfima parte del infinito de la Shoah. Pero, aun así, les basta para restituir a “lo que queda” de Auschwitz la impronta de una ética».
Pedro A. Cruz Sánchez, comisario de la exposición.
Imágenes de la sala de la exposición Lo que queda de Auschwitz en el Centro de Arte Palacio Almudí de Murcia.
“Tanto por la virtuosa organización como por el poder expresivo de cada obra, al entrar se apreciaba un silencio ensordecedor. En una habitación pulcra se encontraban los restos del dolor. Enfrentarse personalmente a ese encuentro era asfixiante. Revuelta representa con virtuosidad la angustia de esa injusticia y con su creación permite llevarte de vuelta a tu humanidad. Especialmente, durante el desarrollo de Presencias, el silencio de las sombras y la abstracción de las superposiciones te anclaba en la observación donde cuanto más tiempo le dedicaras, más horrores traía a tu vista. Además, el comisario da forma y potencia a la creación gracias a sus decisiones que forman un camino expositivo que recorre un hilo de conexión visual donde las formas se repiten en otros contextos y donde observamos que la desdicha rodeaba todo campo. Desde la sonrisa de una niña hasta el resto de un zapato, todo estaba planteado de forma que te llegara ese mensaje, un dolor punzante, un recuerdo que no debe perderse. A través de la presentación y el encuentro con esta obra, se observa un océano de formas y almas, una conjunción de gritos y rostros. El simbolismo del material es espeluznante, su representación no era explícita, pero tocaba dentro. Es gracias a esa representación silenciosa, delicada y cuidada que podemos recibir las obras con mayor potencia. Su simetría reincide en esa organización controlada y el cuidado de una visión homogénea permite que las obras evoquen por sí mismas y podamos tomarlas. Quizás podríamos decir que evoca sublimidad porque sensorial e intelectualmente te lleva a través de la experiencia estética a un lugar en el que no nacen las palabras, solo el silencio. Silencio que quema. Nos presenta como el Caminante del mar de nubes ante una realidad (en este caso despiadada) que está por encima de nosotros, pero de la que no podemos estar exentos. Así como Revuelta recoge de nuestra mochila esa emoción compartida lo comprendemos, que este dolor puede repetirse y con consciencia y respeto se muestra la atrocidad del silencio del verdugo y de la víctima, de la que ahora solo quedan restos y recuerdos, de la que solo quedamos como visitantes sobre la montaña. Lo que queda es ruido blanco y a través de esta exhibición lo escuchamos, en el sigilo de nuestra consciencia”.
Marta Conesa Moya, 18 años, estudiante de primer curso del Ciclo Superior de Fotografía en la Escuela de Arte de Murcia.
“No se trata de una exposición al uso sobre Auschwitz. En lugar de tristeza, angustia o decadencia, las fotografías transmiten silencio y calma. Es verdad que se respira un aire denso al ver las imágenes y que se puede ver más allá de esos elementos como son los zapatos y el pelo. Parece que no es lo único que queda de todo lo que se fue si prestamos atención a esa energía de la que habla el autor y que está presente en la exposición. Además, es necesario destacar el negro de las imágenes. Este efecto mate que recuerda al carbón que empleaban los alemanes para incinerar los cuerpos, y la ceniza que queda, como esa degradación de tonos que centran la atención en el centro de la imagen. Y la luz, que también se convierte en protagonista de esta serie, modelando cada objeto, creando un aura especial y dejando entrever un sinfín de posibles pensamientos y reflexiones.
De la complejidad de las fotografías nace una inmensa belleza inesperada que evoca sentimientos y sensaciones que nos trasladan a ese lugar de origen. Parece que en ese papel mate cabe toda una vida, y no solo una sino todas las que nos podemos imaginar si miramos las imágenes de los zapatos. Cuentan historias, el final de muchas vidas que se quedarán de manera perdurable gracias a los productos y materiales empleados en las fotografías.
Con esta obra, Juan Pedro Revuelta ha logrado dotar de un sentido propio algo tan directo y sin lugar a dobles lecturas como es el Holocausto”.
María Carrasco, 23 años, estudiante de primer curso del Ciclo Superior de Fotografía en la Escuela de Arte de Murcia.
Acto de inauguración y visita guiada de la exposición Lo que queda de Auschwitz el día 21 de diciembre de 2021.
Textos de la exposición Lo que queda de Auschwitz (Pedro A. Cruz)
Vídeo del catálogo de la exposición
Vídeo de la sala de la exposición
Entrevista en el programa de radio Tarde Abierta
Artículo de prensa en el diario Murcia Plaza
Artículo de prensa en el diario Murcia Actualidad
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