De todas las sesiones que he realizado en más de 30 años como fotógrafo profesional, esta es, sin lugar a dudas, una de la que más orgulloso me siento.
Congelar el movimiento de esa manera, con una técnica como el colodión húmedo no fue nada fácil, sobre todo porque es un proceso que suele asociarse a tiempos de exposición de varios segundos. Todo fue de una complejidad extrema: una sensibilidad nominal de aproximadamente 1 ISO, un esquema lumínico con 50.000w de potencia de flash, una óptica de un sólo diafragma (f4.0) y un formato de placa de 8×10” que exigían un foco y un encuadre crítico, la dificultad de no poder ver a través de la cámara en el momento del disparo, y lo más importante: una bailarina que debía ejecutar un salto vertical y un giro en el aire con una precisión de milímetros, casi nada…
Cuando observo la nitidez del foco en los ojos de la modelo (en las 8 placas que obtuvimos durante las 5 horas que duró la sesión), no puedo evitar emocionarme y agradecer la suerte que tuve por poder trabajar con un equipo de lujo: una bailarina con una actuación increíble, y un asistente con una entrega total que hizo que todo fuera más fácil. Aquel 22 de octubre de 2017 me sentí bendecido por un auténtico milagro.
Juan Pedro Revuelta
Vídeo de un ambrotipo original en el proceso de fijado.
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